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Oración de la mañana – Sábado, 5 de octubre de 2024
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Dios mío, bendito seas porque en esta mañana me das la fuerza para seguir caminando a tu lado y me permites llenarme de tu amor en cada latido de mi corazón. Que tu presencia resuene en cada acción y que cada pensamiento esté guiado por tu infinita sabiduría.
Te alabo y te bendigo porque eres tú quien me sostiene en tus manos, ayudándome a soportar todas las adversidades que enfrento diariamente. Enséñame a ser paciente, a esperar en tu tiempo perfecto, ya que solo tú sabes lo que es mejor para mí.
Gracias, Señor Jesús, por permitirme sentir tu bendición hoy y que esta sea la fuerza que impulse cada una de mis obras. Si tú estás con nosotros, no hay razón para temer, porque tu amor es nuestra protección y tu luz ilumina nuestros pasos.
Quiero ser compasivo, como lo fue Jesucristo, quien no juzgó, sino que ofreció su mano para sacar del pecado a quien lo necesitaba. Que mis acciones reflejen que te amo y que te tengo en mi corazón. Ayúdame a ser un testimonio de tu amor en todo momento, a ser luz en la oscuridad y un instrumento de tu paz.
Que cada esfuerzo que hago sea una ofrenda para ti, un paso más hacia la santidad a la que me has llamado. En ti encuentro el sentido de mi vida y en tu presencia hallo la fuerza para enfrentar este día y cumplir con tu bendita voluntad.
Soy un luchador y estoy dispuesto a dar lo mejor de mí. Sé que, esforzándome y tomando tu mano, alcanzaré lo que necesito. Gracias por darme claridad en las decisiones que debo tomar, porque sé que me guías hacia lo que es mejor para mí.
Alabado seas, Señor, porque eres grande y poderoso. Intervienes en la historia de cada uno de tus hijos cada día, liberándonos de todo lo que nos ata. Gracias por romper las cadenas del pasado que me mantenían atado al resentimiento y la frustración. Gracias por ser mi refugio en los momentos difíciles, mi consuelo en las tribulaciones, y mi paz en las tormentas.
Glorificado seas con todo mi corazón. Dejo que obres con sabiduría en mi vida y me transformes en una nueva criatura. Gracias por acompañarme, por mostrarme que siempre estás a mi lado y que tu amor me sostiene en todo momento.
Ahora sé que derramas tu abundancia en mi vida, llenándome de tu gracia y de tu paz. Señor, una vez más vengo a ti con plena confianza, sabiendo que me acoges y me das la fuerza para comenzar este nuevo día.
Padre celestial, consagro mi amanecer a tu santa voluntad para que tu Espíritu Santo fortalezca cada uno de mis pasos hacia la santidad.
Amén.
Durante el día, haré una pequeña pausa en mis actividades para agradecer por las bendiciones que el Señor me regala. “El Señor es bueno y recto, y enseña el camino a los pecadores. Guía con justicia a los humildes y les muestra su camino” (Salmo 25).
